El impacto de la inteligencia emocional en nuestro destino
- 29 febrero, 2024
- Posted by: Carlos Rossi
- Category: Coaching
Un análisis sobre cómo las experiencias emocionales en la infancia moldean nuestro éxito personal y profesional.
∗ Al final de este artículo puede ver un video explicativo de Carlos Rossi sobre Inteligencia Emocional.
Sara es una persona de temperamento equilibrado, que ha tenido una infancia sana, con padres creyentes, amorosos dedicados a su cuidado y educación, reforzada por valores éticos que sostiene de manera firme.
Su personalidad es agradable y mucha gente se siente muy bien hablando con ella. En ocasiones, es Sara quien debe excusarse por el apremio del tiempo para poder escapar a las atractivas conversaciones que genera y aportan a sus interlocutores.
Pudo estudiar en la universidad y hacer una maestría, mientras trabajaba. Actualmente, trabaja en una empresa multinacional como líder de un departamento.
Sara tiene un amigo con el que se criaron juntos, Damián.
Él es una persona explosiva. Normalmente, en las conversaciones demuestra interés si el tema que se habla le importa, ya sea un tema personal o de trabajo, y trata siempre de imponer sus ideas.
Su infancia no fue tan feliz como la de Sara.
Sus padres estaban separados y perseguían como objetivo de vida el dinero. Le daban poco tiempo a Damián mientras estuvieron juntos.
El trato de su padre fue muy hostil hacia su madre y él. El padre siempre le repetía que no iba a llegar a ser alguien si no lo tomaba de ejemplo.
Damián dejó la universidad dos veces, ya que debía trabajar.
Después de 12 años, Sara y Damián se encontraron. A pesar de todo, eran buenos amigos y confidentes.
Esta fue la conversación entre ambos:
Sara: Hola amigo querido, ¿cómo estás? – Dándole un abrazo sincero.
Damián: Hola Sara, tantos años, parece mentira – Dándole un abrazo forzado.
Sara: ¿Cómo va tu vida? ¿Te casaste? ¿Tienes hijos? ¿Dónde vives? Cuéntame – Con una actitud alegre y un interés genuino de saber sobre su amigo.
Damián: Mira, ya llevo dos matrimonios, cuatro hijos y vivo alejado de la ciudad – Con un gesto de querer hablar poco y muy serio.
Sara: Yo me casé, tengo tres hijos y llevo de casada 16 años, pero todo muy bien – Con una actitud alegre y deseosa de compartir vivencias.
Damián: ¡Ah, que bueno! Te felicito – Silencio y gesto de envidia.
Sara: ¿Dónde estás trabajando? – Con actitud de cautela porque notó su reacción anterior.
Damián: Ahora en ningún lado, desde hace cuatro meses estoy sin trabajo – Expresión con angustia, frustración y tono de voz elevado, además de muy serio.
Sara: Tranquilo, ya vas a encontrar un trabajo. La situación está difícil, pero siempre encontramos o aparecen soluciones que Dios nos envía – Con actitud alegre pero cautelosa ante la reacción anterior, un poco fuerte.
Damián: No sé cómo otras personas tienen suerte y yo no, a pesar de que hago todo bien – Actitud de frustración y mirada intensa hacia Sara.
Sara: Damián querido, fue un gusto volver a verte y ya tendremos otra oportunidad para conversar más tiempo. Ahora debo irme porque tengo una reunión de trabajo – Dándole un abrazo medido y alerta con los cinco sentidos.
Damián: Chau, nos vemos y seguí disfrutando de tu suerte – Fingiendo estar feliz por Sara.
Esta conversación, que puede parecerle familiar a alguien que se haya encontrado, además, tiene todo un trasfondo emocional profundo, que como vimos, puede llevar a uno al éxito y a otros a fracasar o no ser efectivos en el logro de sus objetivos personales o laborales.
Análisis de Ambos Casos
Sara:
Su temperamento equilibrado le permitió desde pequeña interactuar con sus padres de una manera normal. Basado en el buen trato, palabras amorosas y explicaciones claras, Sara comprendía el porqué de cada límite que le imponían. Siempre tuvo la libertad de hablar y la capacidad de saber escuchar, replicando las enseñanzas de sus padres: debemos tener confianza para hablar de todo y ser transparentes, respetuosos y cariñosos.
Además, aprendió valores éticos inculcados desde la conducta de sus padres y por imitación de ellos, todos basados en el amor.
Damián:
Cuando era pequeño, desde su temperamento fuerte, trató de sobrellevar la interacción con su ambiente familiar hostil, psicológicamente y, en ocasiones, hasta físicamente.
Esta convivencia nociva llevó a Damián a identificarse con el temperamento agresivo de su padre. Mientras su madre era totalmente sumisa, la única forma en que Damián podía tener la atención de otros y sentirse seguro era destacar su capacidad de mandar.
Su padre le inculcó valores negativos como la deslealtad y la búsqueda del dinero rápido, sin importar el medio. Nunca le manifestaron amor ni le inculcaron un propósito de vida inspirador.
Conclusión
Sara y Damián fueron criaturas amorosas, pero sus ambientes familiares los condicionaron de manera diferente. Esto reforzó las posibilidades de éxito de Sara en los ámbitos familiar, social y laboral, mientras debilitaba las de Damián.
Ahora podemos comprender la importancia de la inteligencia emocional para ser una persona exitosa en la vida.
Author:Carlos Rossi
1 comentario
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Quiere decir que infancia marca destino, y el ambiente donde se desenvuelven ambos escenarios podemos ver que eran polos opuestos por ellos tenían una actitud diferente al encontrarse después de algunos años. Pero hay ocasiones en que no los definen.