La clave para el éxito humano en la era de la inteligencia artificial
Equilibrando emociones y razón, un imperativo para sobresalir en la actualidad.
Estamos en el punto exacto para afirmar que la raza humana necesita una mejor gestión emocional, un análisis más profundo, una mayor firmeza en los valores éticos, un mayor respeto entre las diferentes generaciones, la construcción de lazos familiares más fuertes, y, por último, el aumento de la brecha entre la Inteligencia Emocional (IE) y la Inteligencia Artificial (IA), potenciando las habilidades humanas que la tecnología no podría imitar jamás. A continuación, explicaré cómo potenciar cada una de estas necesidades:
a. Mejor gestión emocional: Si bien todos los seres humanos experimentan emociones, su influencia es más marcada en ciertas personalidades que en otras. Por ejemplo, las personas pragmáticas y objetivas tienden a ser menos afectadas por las emociones, lo que les permite mantenerse enfocadas en sus objetivos. En contraste, aquellos más vulnerables o inseguros pueden desviarse de sus metas debido a la influencia emocional. Es crucial desarrollar un equilibrio entre la razón y la emoción para ser altamente eficaces y cultivar relaciones interpersonales basadas en la cordialidad, compasión, comprensión, empatía y confianza.
b. Mayor profundidad de análisis: El ser humano es responsable de sus acciones, las cuales están basadas en el análisis de diferentes contextos para interpretar la realidad. El pensamiento crítico es fundamental en este proceso, y se compone de varios rasgos intelectuales como la humildad, autonomía, coraje, integridad, confianza en la razón, empatía y perseverancia. Estos rasgos, influenciados por las emociones, son esenciales para tomar decisiones efectivas y enfrentar desafíos con éxito.
c. Mayor firmeza en valores éticos: Aunque muchas personas aseguran que nunca comprometerían sus valores éticos, la realidad es que bajo circunstancias extremas, algunas podrían reaccionar de manera inesperada. Es fundamental controlar las emociones para mantener la coherencia ética y la credibilidad personal. Además, es crucial comprender las emociones de los demás para adaptar la comunicación y evitar conflictos, manteniendo así la integridad y la firmeza en los valores éticos.
d. Aumentar el respeto entre generaciones: Las diferencias generacionales en la percepción del trabajo y la gestión de la libertad personal pueden generar conflictos en hogares y lugares de trabajo. Es necesario cultivar la empatía, comprensión, compasión y flexibilidad mental para una convivencia armoniosa entre generaciones.
e. Generar lazos familiares más fuertes: La evolución de la sociedad ha impactado en el conectoma humano, afectando la velocidad de procesamiento cerebral y la forma en que las nuevas generaciones enfrentan los desafíos. Es crucial que los miembros de la familia refuercen los valores éticos, la comprensión y el apoyo mutuo para promover el desarrollo saludable de los más jóvenes.
f. Aumentar la brecha entre la Inteligencia Emocional y la Inteligencia Artificial: Es vital distanciar cada vez más la capacidad humana de la IA, priorizando el desarrollo de habilidades que la tecnología no puede replicar. El pensamiento crítico, la capacidad de análisis complejo, la intuición, la creatividad y las actitudes humanas reflejadas en los valores son aspectos únicos del ser humano que deben ser cultivados.
Conclusión
En 1999, en el Congreso IJCNN que clausuró la Década de Investigación del Cerebro, mi grupo de investigaciones GNA (Grupo de Neurosimulación Aplicada) simuló la influencia emocional dentro de las redes neuronales artificiales. Demostramos que estas redes podían gestionar emociones representadas por números, pero siempre bajo regulación algorítmica. Hoy, 25 años después, sigue siendo imposible dotar a la IA de gestión emocional o la capacidad de sentir. Esto me llena de alegría, ya que puedo seguir disfrutando del amor y la compasión de mis seres queridos, algo que la tecnología nunca podrá replicar.
¡Ser humano es fantástico! Esta es nuestra era.
