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Sobre docencia en educación superior
- 22 febrero, 2017
- Posted by: Carlos Rossi
- Category: Uncategorized
Cuando me desempeñaba como investigador de XEROX ARGENTINA, en la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Avellaneda, en el Grupo de Neurosimulación Aplicada, del cual, fui fundador junto al Licenciado en Físico-Química Orientación Química Nuclear, Ladislao Bodnar, austríaco de nacimiento y argentino desde los 4 años de edad, tuve mucho tiempo para conversar con él.
Fue director del departamento de Física durante muchos años. Existía un concepto general sobre su persona y profesionalismo: “es una persona muy buena, brillante como profesional y docente. No hay promoción de esta universidad que no lo recuerde con afecto y como un genio o experto en su área de trabajo”.
Cuando tienes a un “monstruo” de este tipo al lado, comienzas, por sus conocimientos, a contagiarte la pasión por estudiar, por ser, de acuerdo a tus objetivos personales, como él en lo profesional del tema.
¿Cómo era su personalidad?
Todos veían en él a una persona muy humilde, nada egoísta en sus conocimientos, abierto a escuchar nuevas ideas, dispuesto a empujar a los alumnos hacía los campos donde mayor fortaleza demostraban, sin dejar de lado, el motivarlos hacia otras áreas que quisieran incursionar, pero eso sí, los guiaba a mantenerse enfocados en lo que quisieran lograr.
Cuando alguno de sus alumnos tenía problemas o dudas, se sentaba con ellos en un bar, en el aula a conversar y aconsejarlos o enseñarles aquello que todavía no comprendían. En resumen, era un verdadero coach educacional.
¿Por qué era tan admirado en sus conocimientos?
Realmente pocas veces en la vida uno se encuentra con docentes que viven y sienten pasión por lo que hacen, que fueran capaces de enseñar y no cobrar, solo por el hecho de hacer crecer a otros.
Este es el caso de Ladislao, siempre estaba actualizado, nunca se creía el mejor. Si se sentía seguro y orgulloso de lo que sabía, pero, alguien hubiera podido confundirlo con una persona que solo limpiaba la universidad, por su humildad.
Además, era extremadamente creativo, busca como mejorar su pedagogía constantemente, es decir, optimizaba su forma de enseñar para lograr un aprendizaje más rápido, duradero e inspirador en los alumnos.
Siempre buscaba que sus clases fueran un imán por su imaginación y tratado enciclopédico, es decir, era capaz de encontrar relaciones entre diferentes variables de distintos campos del conocimiento para explicar que “todo tiene que ver con todo”. Pensaba OPEN MIND, no solo era profundo en el análisis, sino, buscaba comprender a la madre naturaleza. Esto causaba una gran admiración en sus alumnos y los de otra cátedra que solían escaparse para asistir a sus clases magistrales.
¿Qué aspecto era el que distinguía fuertemente a Ladislao del resto de los docentes?
Que era capaz de quedarse con el alumno, si era necesario fuera de hora, hasta que comprendiera el tema, es más, en ocasiones lo invitaba o lo invitaban a cenar, y mientras, seguían las conversaciones de, por ejemplo, Física III o Cuántica. Siempre estaba dispuesto a que lo pudieras aprovechar en sus conocimientos, nunca había un pretexto para no poder.
Además, cuando alguno de sus alumnos fracasaba en algún examen o intento por desarrollar algo, solía decir: “no te hagas problemas, sabes cuantas veces fracasé. Eso no quiere decir que no seas inteligente, a todos nos pasa… DALE VAMOS DE NUEVO”.
Ciertas veces, algún que otro alumno lo iba a ver con ideas locas, descabelladas y casi imposibles de implementar. Llegaban a verlo frustrados porque sus profesores les habían desahuciado las ideas y desmotivado totalmente. Cuando esto ocurría, Ladislao les solía decir, después de analizar la idea: “me parece buena la idea, primero busca como fundamentarla, yo te puedo ayudar después que tengas la información necesaria. Pero para esto, consulta revistas y escríbeles a los máximos expertos para conocer lo último que hay en esos temas, y, así no repetir o perder tiempo con algo ya hecho”.
Fue así que algunos de estos alumnos se escribieron con Premios Nobel, y expertos de renombre mundial. Es decir, el docente los enfocaba y los hacía pensar en grande. Solía decir: “los grandes personajes en su mayoría son humildes y altruistas, siempre te van a responder… NO SE LA CREEN”.
¿Cómo lo llamaban a Ladislao?
A este docente le molestaba que lo llamaran por sus títulos, solía decir: “yo no me llamo Licenciado o Investigador clase X, me llamo Ladislao, soy como vos, es más, vos me ayudas a aprender cada día más para poder honrar esta profesión y te lo agradezco de todo corazón” … así que dime Ladislao.
Solía sostener que la docencia no es para ostentar títulos, eso marca un complejo de superioridad que bloquea, y, hasta puede caer mal, en una profesión donde lo que importa es tu amor por tus alumnos, entendido como compromiso con su desarrollo futuro y con la humanidad, que necesita buenos seres humanos y profesionales que aseguren su supervivencia.
¿Qué opinaba de la educación a distancia?
Ladislao fue uno de los precursores de educación a distancia en Argentina, para él, hoy por hoy, no existe diferencia en la calidad entre la enseñanza presencial y a distancia, en las carreras que se pueden enseñar en esta última modalidad.
Los principales valores de los cuales depende el éxito en la modalidad virtual:
- Disciplina
- Responsabilidad
- Compromiso
- Pasión por estudiar
- Honestidad
- Perseverancia
En resumen, Ladislao sostenía que quien va a hacer que la educación (provenga de la institución que provenga) sea de excelencia, es el propio alumno, y en eso era categórico, “NO DEPENDE DE LA UNIVERSIDAD, quien honra el título, ES UNO MISMO, por eso no se debe menospreciar a profesionales de acuerdo a donde ha estudiado”.
El sostiene que esta tendencia de enseñanza en modalidad a distancia o virtual, se está acentuando y se calcula que para el año 2030, será el tipo de educación que ayudará a democratizar con mayor fuerza la educación mundial.
Laszlo decía:
Perfil del docente de educación superior:
- Apasionado por aprender constantemente.
- Altruista con respecto a sacrificar tiempo propio para hacer crecer a otros.
- Nobleza y humildad para reconocer supremacía en conocimientos de sus alumnos y mayor potencial al propio.
- Innovador de su pedagogía para causar el efecto imán.
- Inspirador de las virtudes y valores de los buenos seres humanos y profesionales.
Foto: Freepik
Author:Carlos Rossi
2 comentarios
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Excelente contenido Carlos, inspirador y práctico. Leyendo sobre una de tus fuente de inspiración puedo entender tu actuar…
Gracias Miguel por tu comentario, siempre te recuerdo como un gran profesional y ser humano. Un gran abrazo